PRINCIPALES MÉTODOS
CIENTÍFICOS
Por lo general, aunque todas las ciencias
utilizan una diversidad de métodos científicos, el objeto material -parcela de
la realidad que se trata de conocer- y el objeto formal -óptica desde la que se
emprende su conocimiento- de cada disciplina científica suelen primar el empleo
de alguno de ellos sobre los demás. En virtud de lo expuesto consideramos
desarrollar los principales métodos científicos empleados, tales como:
1.
El Método
Descriptivo
Radica en efectuar una exposición narrativa,
gráfica, lo más exhaustiva y detallada posible de la realidad que se estudia. Ahora
bien, el objetivo de este método es disponer de un conocimiento inicial de la
realidad tal y como se desprende de la observación directa que realiza el
analista y del conocimiento que ha adquirido por medio del estudio o la lectura
de las informaciones aportadas por otros investigadores. En efecto se trata de
un método cuyo propósito es presentar y obtener, con el máximo exactitud o
rigor posible, la información sobre una realidad de acuerdo con ciertos
criterios establecidas anteladamente por cada ciencia (espacio, tiempo,
características funcionales, características formales, efectos producidos,
etcétera).
De acuerdo con este propósito, el método en
mención nos debe aportar información interpretada y rigurosa de acuerdo a los
criterios establecidos por cada disciplina científica. Ello implica que no
basta con la información bruta y, ni siquiera con la información ordenada. Puesto
que el rigor requerido por este método presupone conseguir toda la información
necesaria sobre el fenómeno que se estudia, pero sólo esa información. La
sobreabundancia de información sobre un fenómeno no avala un mayor rigor, sólo
un mayor trabajo.
Cabe precisar que el método descriptivo
exige la interpretación de la información de acuerdo con ciertos requisitos o
exigencias propios del objeto material o formal de la disciplina científica en
cuyo seno realizamos los estudios. Esta interpretación, aunque es subjetiva, no
es en absoluto arbitraria, puesto que debe ser coherente con los hechos,
conforme como se presentan en la realidad o en la información obtenida, y
consistente con los requerimientos de la disciplina.
2.
El Método Analítico
Este método parte del conocimiento general
de una realidad para realizar la distinción, clasificación y conocimiento de
los diferentes elementos principales que forman parte de ella y de las
relaciones que mantienen entre sí. Se basa en el supuesto de que el todo
permite explicar y conocer las características de cada una de sus partes y de
las relaciones que existen entre ellas. De modo que esto presupone que en el
proceso de descomposición del todo en sus partes la pérdida de información no
es fundamental, pero esta presunción no es del todo correcta. Con frecuencia,
existe una pérdida de información fundamental con referente a los elementos
dinámicos de la realidad, pues estos no siempre se pueden desagregar sin
afectar a la forma en que se producen las variaciones a lo largo del tiempo
–dinámica- y en todo caso, el modo en que se lleva a cabo la desagregación está
directamente condicionado por los criterios de periodificación -medición
del tiempo- que hayamos adoptado[1].
Bajo esta óptica el uso del método analítico
resulta indispensable para poder aplicar, con posterioridad, el método
comparativo. Por otro lado, el empleo de este método nos permite revelar las
importantes relaciones de causalidad que existen entre los sucesos o variables
de la realidad estudiada. Se convierte así en un método primordial para toda
investigación científica o académica e indispensable para poder realizar dos de
las operaciones teóricas más fundamentales: la conceptualización y la
clasificación.
3.
EL Método
Comparativo
Es el método mediante el cual se realiza una
contrastación entre los principales elementos (constantes, variables y
relaciones) de la realidad que se investiga con los de otras realidades
similares ya conocidas. Este método exige a manifestar tanto las semejanzas
-búsqueda analógica- como las diferencias -búsqueda diferenciadora- y entre
estas últimas adquieren especial relevancia las oposiciones -búsqueda
antagónica-. El empleo del método comparativo nos admite diferenciar entre los
sucesos o variables que se repiten en varias realidades internacionales
diferentes y, por ende, que poseen un carácter de generalidad y aquellos otros
que son exclusivos de cada una de ellas y sólo podemos considerarlos desde su
peculiaridad.
A través de la distinción entre los
elementos comunes y los particulares podemos deducir aquellos fenómenos que
establecen las causas originarias de los que simplemente son causas
intervinientes o simples elementos circunstanciales, característicos de una
determinada realidad internacional pero irrelevantes para la formulación de
leyes científicas con carácter de generalidad.
En consecuencia, gracias al uso de este
método podemos expresar de un modo sencillo qué elementos de la realidad
cumplen las condiciones de necesidad y suficiencia, pues deben pertenecer
exclusivamente a la categoría de los elementos comunes, limitándonos el campo
de los fenómenos susceptibles de ser considerados como causas originarias y con
ello las hipótesis básicas que podemos formular como fundamento del estudio.
4.
El Método Sintético
Este método es opuesto al analítico, puesto
que parte del conocimiento de varios elementos de una realidad y de las
relaciones que los unen para tratar de lograr el conocimiento general y completo
de dicha realidad. Descansa en la idea de que el todo puede ser comprendido y
explicado mediante la conjunción del conocimiento de sus partes. Ello nos
facilita el conocimiento tanto de la estructura y dinámica internas de la
realidad internacional como un todo, mediante los sucesos o variables
esenciales. Sin embargo, el uso de este método resulta mucho más difícil que el
del método analítico, puesto que exige el recurso previo al método comparativo
para poder desentrañar las causas originarias y diferenciarlas de las causas
intervinientes, de las simples circunstancias y de los propios efectos.
Impone también el conocimiento y
diferenciación entre los elementos estructurales y los coyunturales,
precisamente porque del empleo del método sintético debe derivarse una
reconstrucción simplificada pero suficiente de la realidad que permita una
explicación y explicación de esa realidad tanto desde una óptica estática como
dinámica y tanto a corto, como a medio y largo plazo. Por esta razón, el empleo
de este método resulta indispensable para la formulación de modelos teóricos y
su traducción a programas de simulación.
5.
El Método Inductivo
o Inferencia Inductiva
Este método consiste en observar, conocer y
conocer las características generales o regulares que se aprecian en una
diversidad de hechos o realidades para formular, a partir de ellas, una
proposición o ley científica de carácter general. En la inducción el
razonamiento es, evidentemente, ascendente desde lo particular o singular a lo
general. Se suele aseverar que la inferencia inductiva es un razonamiento
orientado hacia el fin. Como podemos apreciar fácilmente, la inducción no es
más que una consecuencia metodológica y lógica de la utilización del método
comparativo. Más exactamente, es el procedimiento mediante el cual se
diferencian las causas originarias de las restantes causas intervinientes, a
partir de la comparación entre una amplia diversidad de realidades, para poder
inferir la formulación de una ley o proposición científica. Se trata de
discernir, por comparación analógica, una regularidad o repetición en las
relaciones de causalidad existentes en numerosos fenómenos similares, aunque
distintos entre sí, estableciendo luego por cualquiera de los procedimientos de
inferencia existentes, principalmente la inferencia matemática de la que forma
parte la inferencia estadística, la formulación de la proposición general o ley
científica.
6.
El Método Deductivo
o Inferencia Deductiva
Esto radica en la determinación de las
características o enunciados de la realidad particular que se estudia por
derivación o consecuencia de las características o enunciados contenidos en
proposiciones o leyes científicas de carácter general formuladas previamente.
La deducción trata de derivar las consecuencias particulares o singulares de
las premisas o conclusiones generales establecidas y aceptadas. En realidad, el
método deductivo sólo es aplicable una vez se comprueba que el fenómeno o
suceso particular que estamos investigando pertenece a la categoría de
fenómenos o sucesos contemplados por la ley científica general. Parecida
comprobación exige el empleo previo de los métodos descriptivo, analítico y
comparativo, porque sólo gracias a ellos podemos establecer la analogía o
correspondencia lógica y fenomenológica entre ley y suceso, sin que por ello
podamos llegar a tener una certeza definitiva a cerca de la validez que la ley
científica tendrá respecto del próximo suceso particular.
En consecuencia, ninguno de ambos métodos
(inductivo o deductivo) nos puede dar una certeza absoluta y universal sobre la
validez de las formulaciones teóricas que alcanzamos mediante su empleo. Como
señala Morín: "La mayor aportación del conocimiento de la centuria pasada
ha sido el conocimiento de los límites del conocimiento. La mayor certidumbre
que nos ha dado es la de la imposibilidad de eliminar ciertas incertidumbres,
no sólo en la acción sino también en el conocimiento"[2].
Sin embargo, tampoco las certezas absolutas o
universales son necesarias para considerar una investigación verdaderamente
científica, pues basta con que nos aporten certezas relativas –probabilidades-
pero suficientemente generalizadas sobre la validez de las conclusiones o
formulaciones teóricas que nos permiten alcanzar.
7.
El Método Dialéctico
o Inferencia Contradictorio-Sintetizadora
El método o razonamiento dialéctico no debe
confundirse con el materialismo dialéctico marxista. Consiste en descubrir las
contradicciones o antagonismos que existen entre los diversos elementos que
forman parte de la realidad investigada para conocer las proposiciones o leyes
que explican la dinámica de esa realidad y poder deducir las posibilidades y
formas en que producirá el cambio a otra realidad superadora[3].
El método dialéctico, al igual que los dos
anteriores, presupone que en la realidad existen una serie de condiciones que,
científicamente, nunca se han llegado a demostrar, lo que significa que son metas
científicas. Básicamente podemos reducirlas a las siguientes:
·
La realidad además
de dinámica es también evolutiva.
·
Las contradicciones
son el motor del cambio de la realidad.
·
La síntesis entre
las contradicciones no sólo es posible sino inevitable.
·
La propia relación entre
la realidad y el conocimiento teórico de la misma está sometida a dialéctica.
En sentido estricto, el método dialéctico es
más una forma singular de razonamiento que un método científico propiamente
dicho. En otras palabras, es mucho más que un método científico, es más bien
una actitud mental del investigador.
[1] En estadística, este
efecto del tiempo sobre una variable se intenta determinar mediante la
desestacionalización en los análisis de series temporales. Véase Pulido, A. y
Santos, J. (1998). Estadística aplicada para ordenadores personales. Madrid:
Edit. Ediciones Pirámide, pp. 175-197.
[2]
Morin, E. (1999). La tête bien
faite. Repenser la réforme. Réformer la pensée.- Edit. Editions du Seuil.
París, (traducción de Mª José Buxó-Dulce Montesinos. (2000) La mente
bien ordenada. Barcelona: Edit. Seix Barral, pp. 71-72.
[3] Morin señala como uno de
los siete principios-guía del pensamiento el dialógico, al que describe del
siguiente modo: "Une dos principios o nociones que deben excluirse
mutuamente, pero que son indisociables en una misma realidad. (...) La
dialógica permite asumir racionalmente la inseparabilidad de unas nociones
contradictorias para concebir un mismo fenómeno complejo” Aunque el método
dialéctico que señalamos incluye el principio dialógico de Morin, su ámbito de
aplicación es más amplio, pues incluye la propia dialéctica imperante entre el
pensamiento y la realidad y no sólo la que se encuentra inserta en esta
última. Morin, E. (1999) La mente... op. cit., p. 126.
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