martes, 9 de mayo de 2017

FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS

¿CÓMO FORMULAR HIPÓTESIS?

La formulación de todo tipo de hipótesis inicia con el análisis de los hechos. De manera que la hipótesis deberá explicar estos hechos. En ese sentido, todo tipo de hipótesis, se plantea con el propósito de explicar los hechos conocidos y predecir los desconocidos. En esa línea, una hipótesis sirve para explicar los hechos existentes y predecir otros nuevos (desconocidos).

Desde la perspectiva de Karl Popper, señala, “que mientras más fuerte sea la capacidad lógica de una hipótesis, más fácil será de comprobar”. Entonces, una hipótesis se constituye como la conclusión de un razonamiento con cierta probabilidad o verosimilitud, que se obtiene al estar analizando-sintetizando, en torno a los hechos o fenómenos, y en su formulación inducimos-deducimos a partir de las observaciones respecto a tales hechos o fenómenos.

Desde la postura de Pájaro Huertas (2002), la característica peculiar de la hipótesis radica en que sistematiza el conocimiento científico, integrando un sistema de abstracciones de la realidad que se observa. En la hipótesis, es una proposición lo que viene a ser el punto de atracción de todo ese sistema de conocimientos y hacia la cual convergen todos los restantes juicios. Los juicios que integran la hipótesis argumentan esta proposición o se derivan de ella, es decir, conducen a ella, se infieren o se derivan de ella[1].

La hipótesis es la forma de desarrollo del conocimiento científico, pero no por ser un juicio-proposición. La proposición por sí sola, tomada aisladamente, no desarrolla el conocimiento acerca del objeto. Cumple su función solo si está relacionada con el conocimiento anterior, de veracidad admitida, y con las conclusiones que de él se infieren. En la hipótesis hay juicios fidedignos; una hipótesis privada de todo conocimiento verídico y demostrado, carece de valor científico. El conocimiento fidedigno constituye la base, el fundamento. Toda proposición tiene valor si está basada en hechos y leyes sólidamente establecidas[2].

La hipótesis por su esencia, comprende juicios problemáticos, es decir, juicios cuya veracidad o falsedad no ha sido demostrada aún; estos juicios problemáticos no han de ser conjeturas arbitrarias, su probabilidad debe estar argumentada por conocimientos anteriores ya demostrados. Una hipótesis formada por proposiciones arbitrarias no deja ninguna huella importante en la ciencia. Una hipótesis de este género no constituye una verdad objetiva. Cuando estas proposiciones se refutan, de la hipótesis no queda nada. La hipótesis científica verdadera incluye una proposición que puede ser refutada, pero que posee, además una serie de juicios verídicos que en el curso del desarrollo científico no sólo pasan de una hipótesis a otra, sino que se van haciendo más completos. El juicio-proposición, en la hipótesis científica debe estar argumentado con suficiente grado de probabilidad[3].

Si en los siglos XVII y XVIII los investigadores miraban con recelo a la hipótesis, pues consideraban que el pensamiento verídico podía y debía evitarla de alguna manera, a fines del siglo XIX y en el XX, comprendieron en cambio, que el conocimiento se desarrolla por medio de ella. En el siglo XXI es poco probable que un investigador niegue la importancia de la hipótesis en el conocimiento. En la doctrina de la hipótesis, lo principal no es ya el saber si desempeña un papel esencial en el conocimiento del mundo, sino lo que representa como forma de conocimiento científico, cuál es su relación con el mundo objetivo y qué carácter tiene el conocimiento en ella contenido.



[1] Pájaro Huertas, David, La Formulación de Hipótesis Cinta de Moebio [en linea] 2002, (diciembre) : [Fecha de consulta: 6 de mayo de 2017] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10101506> ISSN.

[2] Dieterich, H. (1997). Nueva Guía para la Investigación Científica. Editorial Planeta.

[3] Ídem. 

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