lunes, 20 de febrero de 2023

EL METODO DEDUCTIVO

 

El Método Deductivo o Inferencia Deductiva

Según Bernal (2016) en este método se utiliza el razonamiento para obtener concusiones que parten de hechos particulares aceptadas como validas, para llegar a conclusiones, cuya aplicación sea de carácter general. De manera que “el método deductivo se inicia con un estudio individual de los hechos y se formulan conclusiones universales que se postulan como leyes, fundamentos o principios de una teoría”[1].

En tal sentido, los investigadores concuerdan que el método deductivo radica en la determinación de las características o enunciados de la realidad particular que se estudia por derivación o consecuencia de las características o enunciados contenidos en proposiciones o leyes científicas de carácter general formuladas previamente. La deducción trata de derivar las consecuencias particulares o singulares de las premisas o conclusiones generales establecidas y aceptadas. En realidad, el método deductivo sólo es aplicable una vez se comprueba que el fenómeno o suceso particular que estamos investigando pertenece a la categoría de fenómenos o sucesos contemplados por la ley científica general. Parecida comprobación exige el empleo previo de los métodos descriptivo, analítico y comparativo, porque sólo gracias a ellos podemos establecer la analogía o correspondencia lógica y fenomenológica entre ley y suceso, sin que por ello podamos llegar a tener una certeza definitiva a cerca de la validez que la ley científica tendrá respecto del próximo suceso particular.

En consecuencia, ninguno de ambos métodos (inductivo o deductivo) nos puede dar una certeza absoluta y universal sobre la validez de las formulaciones teóricas que alcanzamos mediante su empleo. Como señala Morín: "La mayor aportación del conocimiento de la centuria pasada ha sido el conocimiento de los límites del conocimiento. La mayor certidumbre que nos ha dado es la de la imposibilidad de eliminar ciertas incertidumbres, no sólo en la acción sino también en el conocimiento"[2].

Sin embargo, tampoco las certezas absolutas o universales son necesarias para considerar una investigación verdaderamente científica, pues basta con que nos aporten certezas relativas –probabilidades- pero suficientemente generalizadas sobre la validez de las conclusiones o formulaciones teóricas que nos permiten alcanzar.



[1] Bernal, C. A. (2016). Método de la Investigación. Colombia: Pearson Educación de Colombia S.A.S, cuarta edición, p. 62.

[2] Morin, E. (1999). La tête bien faite. Repenser la réforme. Réformer la pensée.- Edit. Editions du Seuil. París, (traducción de Mª José Buxó-Dulce Montesinos. (2000) La mente bien ordenada. Barcelona: Edit. Seix Barral, pp. 71-72.

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