martes, 9 de mayo de 2017

FORMULACIÓN DE OBJETIVOS EN UNA INVESTIGACIÓN

¿CÓMO FORMULAR OBJETIVOS EN UNA INVESTIGACIÓN DE TESIS?

En una investigación científica, sabemos que los objetivos son parte esencial del problema. Por consiguiente, mientras no esté bien definido el problema no será factible de plantearlos de forma correcta. 

Aquí consideramos algunos criterios:

·         Deben estar dirigidos a los elementos básicos del problema.

·         Deben ser claros y precisos.

·         Deben ser medibles y observables.

·         Deben ser expresados en verbo en infinitivo.

·         Deben seguir un orden metodológico.

·         El alcance de los objetivos debe estar dentro de las posibilidades del investigador.

·         Su formulación debe involucrar resultados concretos.

·         Señalar qué es lo que se debe investigar.

·         Ayudar a seleccionar recursos o técnicas por utilizar.

·         Señalar las metas por alcanzar.

En virtud de las razones expuestas anteriormente afirmamos que los objetivos, por su parte, constituyen una construcción del investigador para abordar un tema o problema de la realidad desde el marco teórico escogido. En la práctica, los investigadores suelen diferenciar entre objetivo general y objetivos específicos. Los primeros en mención son considerados el “foco” del estudio[1], del que se desprenden los objetivos específicos o preguntas de investigación. King, Keohane y Verba (1994) plantean dos criterios para elaborar los objetivos: en primera cuestión, estos deben representar interrogantes significativos para comprender el mundo real, lo cual permitirá conocer más acerca de uno o diversos aspectos de la realidad; en segunda cuestión, que impliquen una contribución al conocimiento acumulado en un área, vale decir un aporte a la teoría, a partir de una postulación de nuevas explicaciones causales, de inferencias descriptivas de nuevos conceptos, redefinición de procesos, etcétera. 

A estos dos criterios deberíamos agregarle un tercero: los objetivos de estudio deben ser susceptibles de ser contestados. Esto no significa que conozcamos la respuesta de antemano, sino que en el estado actual del conocimiento sea posible obtener al menos tentativamente. Las interrogantes para las cuales ya conocemos las respuestas de antemano no son objetivos de estudio; son enunciados prescriptivos o expresan opiniones ya formadas -que pueden o no ser muy ilustrativas e interesantes-.

En consecuencia, señalamos que los objetivos son formulados como proposiciones que contienen conceptos teóricos fundamentales, en las que el investigador postula una intención, por lo general explicitada por medio de un verbo en infinitivo de abordar un sector de la realidad en un espacio y tiempo determinado. El recorte temporal-espacial es una condición necesaria para encarar cualquier tipo de investigación; por lo que no se puede estudiar el mundo a lo largo de toda su historia.


 



[1] Robson, C. (1994) Bienes de Investigación Mundial. Un recurso para los científicos sociales e investigadores practicantes (Oxford: Blackwell Publishers). P. 28. Los objetivos se hace referencia a las unidades de análisis o los casos y el espacio - ámbito en el que se realizará el estudio. Las unidades o casos conforman el universo de estudio; las primeras se utilizan en investigaciones cuantitativas, y los segundos en estudios cualitativos.

 

HIPÓTESIS EN UNA INVESTIGACIÓN

HIPÓTESIS

En el campo de la investigación científica existen diversas definiciones que ayudan a establecer el concepto de hipótesis. Etimológicamente “es una explicación supuesta que está bajo ciertos hechos a los que sirve de soporte”. Una definición que transmite el concepto de hipótesis, utilizando la información o datos de que dispone el investigador es la siguiente: “un conjunto de datos que describen a un problema, donde se propone una reflexión y/o explicación que plantea la solución a dicho problema”.

Desde la óptica de Tamayo (2012) la hipótesis es el eslabón entre la teoría y la investigación, que nos conduce al descubrimiento de los nuevos hechos. Por ello surge explicación a ciertos hechos y orienta la investigación hacia otros[1]. De manera que la hipótesis puede ser desarrollada desde distintas perspectivas, puede estar basada en una suposición, en el resultado de otras investigaciones, en la posibilidad de una relación semejante entre dos variables representadas en un estudio, o puede estar basada en una teoría mediante la cual una conjetura del proceso nos conduce a la pretensión de que, si se dan ciertas condiciones, si pueden obtener ciertos resultados, vale decir, la relación causa–efecto.    

Mientras, a juicio de Arias Galicia (1998) la hipótesis es una proposición respecto a algunos elementos empíricos y otros conceptuales y sus relaciones mutuas, que emergen más allá de los hechos y las experiencias conocidas, con el propósito de llegar a una mayor comprensión de los mismos[2]. Es importante destacar que los investigadores al formular hipótesis se imaginan nuevas factibilidades, partiendo de hechos conocidos. De modo que una hipótesis es una anticipación en el sentido de que propone ciertos hechos o relaciones que pueden existir pero que todavía desconocemos, en efecto que no hemos comprobado que existan.

En consecuencia, podríamos definir la hipótesis como una conjetura o suposición. Por lo general un problema de investigación es una pregunta que se plantea el investigador con la finalidad de darle una correcta respuesta, del mismo modo se puede incidir que la hipótesis es la respuesta anticipada que el investigador plantea a tal pregunta, respuesta que será sometida a una verificación empírica con los datos que recoja, ya sea de modo directa o indirecta.



[1] Tamayo y Tamayo, M. (2012). El Proceso de la Investigación Científica. México: editorial Limusa, p. 122.

[2] Arias, Fidias G.  (1998). Mitos y errores en la elaboración de Tesis y proyectos de investigación. Caracas: editorial Episteme, p. 28.

FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS

¿CÓMO FORMULAR HIPÓTESIS?

La formulación de todo tipo de hipótesis inicia con el análisis de los hechos. De manera que la hipótesis deberá explicar estos hechos. En ese sentido, todo tipo de hipótesis, se plantea con el propósito de explicar los hechos conocidos y predecir los desconocidos. En esa línea, una hipótesis sirve para explicar los hechos existentes y predecir otros nuevos (desconocidos).

Desde la perspectiva de Karl Popper, señala, “que mientras más fuerte sea la capacidad lógica de una hipótesis, más fácil será de comprobar”. Entonces, una hipótesis se constituye como la conclusión de un razonamiento con cierta probabilidad o verosimilitud, que se obtiene al estar analizando-sintetizando, en torno a los hechos o fenómenos, y en su formulación inducimos-deducimos a partir de las observaciones respecto a tales hechos o fenómenos.

Desde la postura de Pájaro Huertas (2002), la característica peculiar de la hipótesis radica en que sistematiza el conocimiento científico, integrando un sistema de abstracciones de la realidad que se observa. En la hipótesis, es una proposición lo que viene a ser el punto de atracción de todo ese sistema de conocimientos y hacia la cual convergen todos los restantes juicios. Los juicios que integran la hipótesis argumentan esta proposición o se derivan de ella, es decir, conducen a ella, se infieren o se derivan de ella[1].

La hipótesis es la forma de desarrollo del conocimiento científico, pero no por ser un juicio-proposición. La proposición por sí sola, tomada aisladamente, no desarrolla el conocimiento acerca del objeto. Cumple su función solo si está relacionada con el conocimiento anterior, de veracidad admitida, y con las conclusiones que de él se infieren. En la hipótesis hay juicios fidedignos; una hipótesis privada de todo conocimiento verídico y demostrado, carece de valor científico. El conocimiento fidedigno constituye la base, el fundamento. Toda proposición tiene valor si está basada en hechos y leyes sólidamente establecidas[2].

La hipótesis por su esencia, comprende juicios problemáticos, es decir, juicios cuya veracidad o falsedad no ha sido demostrada aún; estos juicios problemáticos no han de ser conjeturas arbitrarias, su probabilidad debe estar argumentada por conocimientos anteriores ya demostrados. Una hipótesis formada por proposiciones arbitrarias no deja ninguna huella importante en la ciencia. Una hipótesis de este género no constituye una verdad objetiva. Cuando estas proposiciones se refutan, de la hipótesis no queda nada. La hipótesis científica verdadera incluye una proposición que puede ser refutada, pero que posee, además una serie de juicios verídicos que en el curso del desarrollo científico no sólo pasan de una hipótesis a otra, sino que se van haciendo más completos. El juicio-proposición, en la hipótesis científica debe estar argumentado con suficiente grado de probabilidad[3].

Si en los siglos XVII y XVIII los investigadores miraban con recelo a la hipótesis, pues consideraban que el pensamiento verídico podía y debía evitarla de alguna manera, a fines del siglo XIX y en el XX, comprendieron en cambio, que el conocimiento se desarrolla por medio de ella. En el siglo XXI es poco probable que un investigador niegue la importancia de la hipótesis en el conocimiento. En la doctrina de la hipótesis, lo principal no es ya el saber si desempeña un papel esencial en el conocimiento del mundo, sino lo que representa como forma de conocimiento científico, cuál es su relación con el mundo objetivo y qué carácter tiene el conocimiento en ella contenido.



[1] Pájaro Huertas, David, La Formulación de Hipótesis Cinta de Moebio [en linea] 2002, (diciembre) : [Fecha de consulta: 6 de mayo de 2017] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10101506> ISSN.

[2] Dieterich, H. (1997). Nueva Guía para la Investigación Científica. Editorial Planeta.

[3] Ídem. 

martes, 17 de enero de 2017

LOS OBSTÁCULOS PARA LA ESCRITURA DE UNA TESIS

Cuando leemos un libro, artículo, una revista, tenemos la idea del enfoque del autor. En primer lugar, el editor del libro o la revista ha pasado por ahí, el revisor lingüístico ha sugerido las correcciones y pide aclaraciones sin que esto salte a la vista en el texto. Como sugiere Gómez et al. Se debe también contar con los evaluadores que han estimado el manuscrito y proponen, a veces exigen, modificaciones. En efecto, el texto final está lejos con frecuencia de la primera versión entregada. Dicho esto, es raro que un autor no encuentre nunca dificultad en la escritura: para la mayoría, escribir es una tarea más o menos angustiante, ocasionalmente fácil, pero siempre gratificante[1].

a.    Los bloqueos emotivos

Este tipo de bloqueos son los obstáculos más espantosos de todo tesista, porque son aquellos que el redactor mismo se crea antes de escribir una línea. Son esas trabas interiores que se deben superar regularmente, aunque algunos continúan renaciendo. Por ejemplo, un profesor de Metodología de Investigación, nos comentaba que después de escribir la versión final de un artículo, tenía como regla de no releer hasta que se publique, porque si cada vez que releía dicho artículo, encontraba errores y se auto reprendía “que bestia soy como no me di cuenta”. El mencionado profesor creía carecer de inspiración. Sin embargo, si él hubiera releído regularmente, no solo se habría dado cuenta que, periódicamente, un mismo sentimiento de depresión la animaba, sino que también terminaba siempre encontrando la inspiración.    

En otro escenario, los estudiantes que comienza su investigación de tesis encuentran dificultades parecidas. En efecto, cualquier asesor de tesis no demora en darse cuenta de que no basta ofrecer un apoyo técnico y metodológico a los estudiantes que dirige; con mucha frecuencia, debe ayudarlos también a superar los obstáculos emotivos que pueden atrasar todo el proceso.

En ese sentido, algunos entendidos en la materia, señalan que en la escritura descuidamos la influencia de la experiencia de nuestros estudios de nivel primario o secundario. (Rudestan y Newton, 2001, citado por Gómez et al) advierte que usualmente, los alumnos son animados a distanciarse de su experiencia y a describir una realidad que les es extranjera. En estas condiciones, la escritura puede fácilmente ser relacionada con una actividad fastidiosa donde el alumno se siente inadecuado, incapaz de sacar algo de lo que está en el corazón de su existencia. La revisión de las experiencias educativas más corrientes presenta la escritura alrededor de estas creencias:

·         No es conveniente escribir sus propias ideas.

·      Escribir es una actividad ante todo fastidiosa que consiste en repetir sus ideas y las de los otros.

·       Lo que ha sido escrito será leído minuciosamente por los evaluadores en primer lugar y ante todo para la búsqueda de los errores.

Después de estas experiencias tan frecuentemente probadas en el sistema universitario no debe sorprender que muchos estudiantes se encuentren estancados frente a la hoja en blanco. Son ambivalentes: una parte misma de ellos quiere escribir y otra los arrastra hacia las distracciones, llevándolos a realizar más tarde lo que debería ser escrito hoy. Como la redacción de una tesis implica una parte de trabajo solitario, es fácil caer en la tentación de la diversión. Y las preocupaciones no faltan, atractivas las unas como las otras, reales o imaginarias. Si se cede, la redacción no avanza, lo que aumenta la ansiedad[2].

b.    Los bloqueos asociados a la tesis misma 

Otra categoría de obstáculos está relacionada con la tarea misma: redactar una tesis. Una vez más, la redacción de la tesis se extiende por varios años: en consecuencia, es necesaria la perseverancia y una buena organización desde todo punto de vista: para comenzar, un buen espacio para trabajar. Es muy útil tener un lugar donde las condiciones esenciales estén a la mano. Si es necesario, se debe prever utilizar las paredes para fijar el calendario de las tareas por hacer o un plan razonable del tiempo para trabajar, constancia, y apoyo de los otros. He ahí algunos ingredientes determinantes. Desde esta perspectiva, es necesario informar a sus allegados del avance de sus trabajos… ¡no son interminables! Por lo que estimados tesistas, la llave del éxito residirá en su capacidad de resolver estos problemas concretos de organización, y no solamente los dilemas teóricos. Redactar una tesis es más que escribir, porque la tierra no para de moverse y la vida continúa teniendo exigencias. “No deje que se le escape el proyecto de investigación. Bosqueje un plan de trabajo y actualícelo frecuentemente. Aprenda a organizar su tiempo para conservar el control del proyecto”[3]. Un consejo de un profesor con experiencia: “No se mude, a menos que sea expulsado de su vivienda. No se meta a hacer trabajos de remodelación.  No adopte un perro”[4].

c.    Los avatares de la vida personal   

Los problemas personales sobrevienen también; aquellos que nadie desea ni comprende, pero que hacen parte de la vida. La enfermedad es uno de ellos. Al respecto, se aconseja siempre a los estudiantes de todos los niveles hacer ejercicio regularmente: el ejercicio físico ayuda a concentrarse, a mantener la energía, el tono y el entusiasmo. Todos los médicos recomiendan hacer ejercicio (¡y dejar de fumar!). Esto vale no solamente para la población en general sino con mayor razón para los estudiantes que han iniciado un proyecto que exige concentración y esfuerzos constantes.

Por lo que un trabajo de tesis se requerirá de mucha energía. Asimismo, la relación de las parejas de enamorados se podría verse afectados porque la investigación absorberá gran parte del tiempo. De lo que resulta entonces que la redacción de tesis podría verse atrasada. Por ello es necesario tomar algunas precauciones para que el proyecto de uno no le ocupe todo el espacio: es necesario tomar en consideración el valor que la vida familiar y conyugal tiene para usted, su importancia en su existencia, el papel que juegan sus familiares en su vida. Cuando la tesis se termina, la vida retomará su curso, y el estudiante continuará viviendo con los suyos. Esto será preferible a no haberlos perdido por causa de una falta de visión de largo plazo.



 



[1] Gómez, M.A.; Deslauriers, J.P.; Alzate, M.V. (2010) Cómo hacer tesis de maestría y doctorado. Primera ed. Bogotá: Ecoe Ediciones, p. 108.

[2] Ídem, p. 110.

[3] Sharpe, J. A.; Peters, J.; Howard, K. (2002) The Management of a Student Research Project. Hampshire: Gower, p. 172.

[4] Bolker, J. (1998) Writing Your Dissertation In Fifteen Minutes A Day. New York: Holt, 82.

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