Allí surge la pregunta de los
estudiantes: ¿Cómo hago para encontrar un buen tema? Los estudiantes
afortunados pueden contar con los trabajos de investigación que se han
realizado anteriormente, una idea que ellos tienen en la cabeza desde mucho
tiempo y que no espera sino la ocasión para ser explotada, un tema que han
abordado durante la etapa universitario y que quieren profundizar. En ese
sentido, Ogden (2007) expresa esta sugerencia: “Haga énfasis sobre lo que usted
conoce ya. Elabore una lista de temas sobre los cuales usted ya ha realizado
trabajos o sobre los cuales ha hecho cursos. Usted podrá darse cuenta de que ya
ha hecho un buen trabajo con la reseña de escritos (…) El estudiante muy
organizado debería poder utilizar los trabajos realizados en el marco de los
cursos para plantear las bases de la tesis. En realidad, este tipo de
estudiante es extremadamente raro”[1].
De otra parte, otros autores señalan
que algunos estudiantes pueden encontrarse en la niebla y no darse por
enterados. No obstante, se sabe que la creación es con frecuencia precedida de
una fase de indeterminación, inclusive de caos. En estas circunstancias se debe
tener paciencia, no entrar en pánico sino ocupar la mente en otras tareas.
Cuando la mente está en reposo, en un estado de confusión es cuando las ideas
surgen: acordémonos de la historia de la manzana de Newton, de la bañera de
Arquímedes y del teorema de Pitágoras: ¡Eureka! He encontrado[2].
Para ello, por experiencia en esta
etapa lo que se recomienda es en primer orden es hablar con los pares. Todos
tenemos colegas, amigos, con los cuales estudiamos y que conocen nuestros
intereses. Se debe iniciar por confiarles nuestra incertidumbre, incluso nuestro
desconcierto y pedirles lo que, en su opinión, podría interesarnos. A menudo,
ellos nos conocen mejor que nosotros mismos y pueden orientarnos en una
dirección en el cual no habíamos pensado. Según Rudestan y Newton (2001)
citado en Gómez et al, recomiendan acudir a una lluvia de ideas
(brainstorming): “La lluvia de ideas consiste en enumerar espontáneamente y sin
ánimo crítico todas las ideas posibles en un período de tiempo dado para luego
usted poder hacer un análisis crítico de cada idea y eliminar aquellas que son
poco interesantes, estrafalarias o impracticables. Últimamente, es el
conocimiento de la documentación científica el que determinará si una pregunta
de investigación tiene potencialidad o no. Las publicaciones son las
depositarias de la tradición de la investigación académica y ellas superan de
lejos los límites de su conocimiento”[3]. Este ejercicio puede
practicarse con un pequeño grupo de personas donde éstas puedan expresarse
espontáneamente y sin reservas.
Asimismo, se sugiere reunirse con
diversos profesores y presentarles el problema. Ellos tienen la experiencia: en
el pasado, han encontrado estudiantes que estaban en su misma situación y
pueden ayudarlo a aclarar las ideas. Algunos programas ofrecen un seminario
donde es posible jugar con las ideas y donde los estudiantes pueden ayudarse
unos a otros discutiendo, criticándose y ofreciendo sugerencias.
Otra manera es leer las tesis. Pero, a
cambio, usted no debe dejarse impresionar: lo que lee es el producto final
precedido de varias versiones que no conocerá nunca pero que a usted le
parecerán por supuesto menos sabias. La ventaja de esta lectura es que usted
verá lo que otros estudiantes han hecho y cuál es el resultado de sus trabajos.
A partir de diferentes documentos debidamente aprobados por su institución,
usted verá cuales son las expectativas. Luego, advertirá también cómo los otros
candidatos han estructurado sus trabajos.
En estos períodos de incertidumbre, una
manera más arriesgada, pero a veces también provechosa es la de leer, no
importa qué. En ese sentido, porqué no aprovechar estos momentos para leer las
obras que le interesan desde hace mucho tiempo, pero para las cuales no ha
tenido tiempo. Usted no perderá del todo: aprenderá cosas sobre un tema que
trabaja y tendrá también el placer de poner en reposo su mente, dejarla abierta
a las influencias, y dejarla disponible y en estado de inquietud. Quizás
es por este camino que la novedad se precipitará rápidamente. Para practicar
con moderación, sin embargo, en la medida en que usted toma conocimiento de su
tema y de los autores relacionados con él, usted atravesará los mismos de
autores que son citados usualmente. Esto es un buen signo: va por buen
camino. Está en proceso de discernir su tema, destaca usted los autores claves
y las obras esenciales[4].
[1] Ogden,
E. H. (2007). Complete Your Dissertation or Thesis in Two Semesters or Less.
Plymouth: Rowman & Littlefield, p. 38.
[2] Gómez,
M.A.; Deslauriers, J.P.; Alzate, M.V. (2010) Cómo hacer tesis de maestría y
doctorado. Primera ed. Bogotá: Ecoe Ediciones, p. 24.
[3] Ídem,
p. 25.
[4] Boutillier,
S.; D’allongans, A. G.; Labère, N.; Uzunidis D. (2005). Méthodologie de la
thèse et du mémoire. Paris: Studyrama, p. 166.